Una vez terminada la primera fase clasificatoria para los cuartos de final de los JJ.OO., podemos decir que hemos cumplido el objetivo de clasificarnos. Han quedado eliminadas, cumpliendo pronósticos, Irán y Angola, y sorprendiendo Alemania y fundamentalmente Rusia, actual campeona de Europa. También, aunque no es trascendente, quedar clasificados por encima de Grecia y China y por debajo de EE.UU. debe considerarse como un buen resultado.

Digo que esto es sólo relativamente importante, porque en los cuartos de final el último clasificado de un grupo puede eliminar al primero del otro, como ya se ha demostrado en anteriores ocasiones. Hay que considerar que el sistema de competición es un poco raro porque hay cinco partidos con poca trascendencia -aunque no pensarán lo mismo los cuatro equipos eliminados-, y uno en el que te juegas el paso a la semifinal. Habría que preguntarse entonces si este es un sistema ideal para los JJ.OO., ya que se asemeja más a una Copa, más abierto a las sorpresas, que a una Liga. Hay que saber que en este sistema el factor suerte tiene más influencia.

Aunque hayamos cumplido los objetivos también podemos preguntarnos ¿cómo? Brillantemente ganando a Grecia en el primer partido, con apuros especialmente con China y Alemania, haciendo el ridículo con Estados Unidos y recuperando el estilo con Angola. Comparando el rendimiento en los partidos de la fase preparatoria con los de la fase clasificatoria de los Juegos hay que decir que han sido de inferior rendimiento éstos últimos considerándolos globalmente. Las razones habría que buscarlas en la "presión" que hace que algunos jugadores vuelvan al estilo de juego al que están más habituados, con menos intensidad y actividad, creando algo de desconcierto en relación a la mayor uniformidad que existió en los partidos de preparación jugados en España.

La parte positiva de la inferioridad mostrada ante EE.UU. es que se ha reducido el triunfalismo alrededor del equipo, y nos será más fácil afrontar el partido ante Croacia desede el punto de vista psicológico. Sabemos que podemos perder, pero esperamos poder ganar para tener ante nosotros el reto de las semifinales olímpicas.

Los caminos entre Barcelona y Madrid se han acortado mucho desde que la linea del Ave unió estas dos grandes ciudades. Los trayectos de casi 3 horas no es que supongan para viajeros como yo, un auténtico ahorro de tiempo, pero si una inversión en la calidad del mismo. En el Ave tengo tiempo para pensar, para escribir y para ir repasando todos los detalles previos a un acontecimiento como el de los Juegos Olímpicos.